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| GLAMOUR AÑOS 50 |
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Los años 50 nos han dejado uno de los momentos más intensos de la historia de la moda. Es en esta época cuando las mujeres comienzan a tener vida social y por ello a prestar mayor atención a la ropa que vestían. Aquí nace el culto a la silueta ideal, enmarcada por con una cintura muy estrecha, y con mucho volumen en hombros y en la falda, que se mantiene por debajo de las rodillas. La alegría de dejar atrás una postguerra y la esperanza de una vida más plácida se reflejan en todos los vestidos.
Si hay una etapa del siglo XX que irradie glamour y elegancia, ésa son los dorados años 50. Y nadie como Audrey Hepburn, musa del creador francés Hubert de Givenchy, para encarnar este espíritu de feminidad y elegancia. Su personalísimo estilo creó escuela y se recupera hoy en diseños siglo XXI. Estampados floreados en raso, seductores escotes y vestidos y faldas entallados que visten a una mujer inteligente, coqueta y fascinante. Grandísimos anteojos y gafas de sol, que ocultan el rostro para imaginarlo más bello aún si cabe. Finísimos prendidos y tocados de pelo y esculturales pamelas y sombreros que siempre nos entra tentación de probar en los grandes almacenes, intentando pasar desapercibidos entre la multitud. El lado más sensual de esta época viene marcado por Rita Haywoorth, ¿cómo olvidar la escena que forma parte de la mitología del cine de Gilda en la que se desprende entre ritmos insinuantes y sinuosos de su famoso guante?
Indudablemente su ceñidísimo vestido negro quedará grabado para siempre en nuestras retinas. Y, cómo no, el lado más sexy y pícaro de los años 50, viene de la mano del mito entre los mitos: Marylin Monroe. A su imagen de cabello rubio platino, labios rojo pasión y tez blanquecina, le sumó un detalle característico: su sensual lunar sobre la comisura de su labio izquierdo. De estas 3 mujeres, el estilo más elegante y sublime, y el que mayor acepción tiene en las pasarelas es el de Audrey Hepburn. ¿Quién no ha querido ser por un momento como Holly Golightly? Esa joven y bellísima mujer de la alta sociedad neoyorquina que bajo su vida alegre esconde una gran tristeza y tiene un comportamiento algo alocado, y alguna manía, como desayunar contemplando el escaparate de la lujosa joyería Tiffanys. |
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